sábado, 25 de febrero de 2012

AL no estaba solo...

El pasado jueves llegué temprano a mi cita, dos horas después llegó el médico, sentía las manos frías y mi corazón palpitaba más rápido, tenía el mismo miedo de un examen final, pero cerré mis ojos pidiéndole a Dios que me ayudara con él y que lo guiara para que pueda darme el diagnóstico acertado.  Primero, me recibió con una amplia sonrisa, inmediatamente me senté pensando para mí misma "no es así", bueno, luego me dijo:
- A ver, explíqueme ¿cómo has seguido?
- Bien - Respondí.
- ¿Cómo vamos con el medicamento? ¿Cuántas pastillas se está tomando? - Preguntó.
Miré para uno y otro lado, sabía que debía tomarme dos, pero, yo en este tiempo solamente estaba tomando una, y me respondí.
- Solamente una.
- ¿Cómo que solamente una? - Sonrió sarcásticamente - A ver, responda ¿por qué se está tomando una cuando su receta dice dos?
- Temor - Interrumpí.
- Temor a ¿qué? - Intervino.
Por un momento, me sentí como en el banquillo de los acusados, pero debía enfrentar la situación.
- A volverme adicta - Le respondí con miedo.
- Mira muchacha te mando el medicamento, porque...- Comenzó a hacerme la lectura de la primera sesión - Si te mando dos es porque su cuerpo necesita dos, y no una, lo que diga la demás gente, no quiere decir que se vuelva adicta a lo que está tomando en este momento, si quiere estar bien, debe tomar al pie de la letra la dosis, por la edad, el peso, la estatura, etc, etc, etc, una no le va a hacer el mismo efecto que las dos.
¡WOW! Pensé para mí, tiene razón, traté de mantenerme dentro de la conversación, pero me fue imposible, recordé ciertos hechos ocasionales que me sucedieron y que era necesario comunicarle uno de los otros "síntomas" que he tenido (fueron antes de mi primera sesión y que había olvidado contarle), así que lo hice comencé a explicarle lo que sentía y lo que me había pasado, sentí que prestó más atención a lo que me está sucediendo, fue cuando entendí que AL no estaba solo que tenía su "pandilla", la cual debo combatir con valor si deseo recuperarme pronto, una inquietud me abrumó:
- Si es así - Dijo refiriéndose de mis "hechos ocasionales" - Voy a subirte la dosis: dos en la mañana y una al medio día.
- ¿Qué? ¿Tres? - Susurré.
-  Mira, vas a estar conmigo por lo menos cuatro años - Continuó explicándome.
- ¿Cuatro años? - Dije.
- Sí, es que cuando este tipo de padecimientos se da, no es algo que se cure de la noche a la mañana, es un largo proceso - Explicó.
Resignación, un poco de abrumamiento por el largo camino que me toca recorrer, pero feliz de saber que AL no era mi problema, si no él y sus amigos, y que todo depende de mi, para acabar con él y salir de su pandilla.
Luego, siguió conversando y dándome consejos para controlar cuando él y sus amigos vinieran a visitarme, tomar nuevos hábitos, entre otras cosas.
Es increíble, cómo antes no comprendía el porqué AL había entrado en mi vida, y sus amigos ya estaban acá sin ser invitados.  Sé que con la ayuda de Dios, voy a cambiar muchas cosas para mi bienestar, y que ellos no estarán más en mi vida.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Separándome de AL

Quizás éste es uno de los temas que NUNCA hablo con la gente que me rodea por muchos motivos, entre ellos, el temor al rechazo porque existen desconocimiento y estereotipos, pero, hoy quiero desahogarme un poco porque mañana tengo que ir al médico y estoy muy nerviosa, soy una víctima más de AL (o Self Injury). Desde hace un tiempo me doy cita con AL, no puedo recordar cuándo y cómo empezó a meterse en mi vida, pero él había sido un mal compañero que me estaba a mi lado haciéndome aliviar el sufrimiento y la tensión provocada por las emociones que no sabía sobrellevar.

Entre altos y bajos estados de ánimos me cansé de él, de igual forma, mi familia se estaba cansando de mí, y de él, aunque no lo conocían, luego les confecé que me encontraba con él y lo que hacíamos, lo odiaron tanto que prometí no volverme a encontrar con él, evitar a toda costa un nuevo contacto, a pesar de que pasé muchos momentos en su compañía, me hacía sentirme merecedora de lo que estaba recibiendo, protegida de lo que estaba sintiendo.  Pero, un par de veces fallé a mi promesa, porque no soportaba la tristeza, la soledad, así que acudí a él y el alivio que él me producía.

Debido a eso, decidí que no deseaba estar bajo su compañía, así que hice un alto en el camino, terminé mi relación con él, y busqué ayuda profesional, quién me ha dado la asistencia para aprender a separarme y vivir sin él.  Y estoy muy feliz de tener ocho meses de no ver ni su rastro, a Dios le agradezco de estar conmigo y protegerme.

Lo difícil, es hablar de esto, porque no lo hago con nadie más que mi médico, demostrarle a mi familia que él ya no está conmigo, que no lo necesito, aprender a volver a amarme.  Pero tengo confianza en que todo estará bien, y que Dios será  mi camino para superar esto.

"Nunca olvides amarte", tomado To Write Love On Her Arms, organización sin fines de lucro en pro de ayuda a personas que sufren el Síndrome de AL.

lunes, 13 de febrero de 2012

Un pequeño fanfic

Una tarde de estas estuve escribiendo un pequeñísimo fanfic sin nombre que quiero compartir.

Una mañana soleada, Sophia había llegado temprano a su trabajo, rutinariamente sus ojos estaban fijados en la pantalla de su computadora, y sus oídos se cubrían con los audífonos que la hacían tararear su canción preferida, vagamente escuchaba ciertos pasos recorriendo el lugar, más no fueron justificación para alzar su vista a cerciorarse de quién se acercaba, para qué, pensó ella mientras continuaba tecleando, Marie estaba siendo acompañada por un hombre, él era alto, corpulento, cabellera corta castaña oscura y rizada, barba, una amplia y hermosa sonrisa, los anteojos que utilizaba le protegían sus ojos cafés, haciendo lo suyo, Marie, carraspeó repentinamente para llamar su atención, ella sin desviar su mirada de la pantalla saludó, Marie lo volvió hacer, entonces su mirada subió observándola ligera us ojos cafés, de edad similar a la de Sophia, por un segundo, él sonrió presentándose cómo Paul, el nuevo compañero del Departamento, seguidamente ambos se retiraron haciendo el recorrido por cada oficina.

Las semanas transcurrían, y sus miradas se cruzaban constantemente acompañadas de una sonrisa, un sentimiento se alimentaba dentro de ella.

Una tarde, el autobús esperaba por ellos, así que Sophia se sentó un asiento previo al que Paul se encontraba, ella le sonrió brevemente, y a su lado se sentó Edwin.

- Deberíamos declarar mañana un día feriado, para poder descansar – Dice Edwin.
- Claro – Respondió Paul.

Paul deslizó suavemente sus manos por el cuello de Sophia, haciéndole un masaje, mientras ella cerró sus ojos, estremecida, era su punto débil y cómo decírselo a él, si estaba siendo cariñoso, cómo decírselo si ella le gustaba que él la tocara, su piel se erizó sin que él se percatara de lo que sucedía, se detuvo y continuó hablando con quién se había sentado a su lado.

Luego un día largo de trabajo, ambos decidieron compartir un momento, juntos, dirigiéndose a un bar al este de la Capital, el silencio en ella notaba que algo no andaba bien.

- Estás bien? – Preguntó él mientras bebía su cerveza.
- Sí – Responde Sophia repentinamente.
- No parece que disfrutes estar conmigo – Interrumpió.
- Paul – Sostuvo la respiración – Amo estar contigo, amo cada segundo que estamos juntos, lo que pasa es que me siento culpable por lo que nos está pasando, no quiero meterme entre tu familia…
- No pienses en ella, ni en mí, menos en el qué dirán, quiero que pienses en lo que sientes, por favor, por lo menos hoy piensa en ti – Le dice suavemente acercándose a ella, tanto, que ella logró sentir su aliento, el mismo que le robaba la vida.
- Amor… – Susurró ella intentaba aceptar esos labios que le ofrecían beber aquel aroma que antes había soñado, mientras el sonido de la música de fondo la incitaban a besarlo, retrocedió – Por favor, llévame a casa, te lo agradeceré.
- Por qué? – Interrumpió él confuso, tomó una bocanada de aire – Está bien, vamos te voy a dejar a tu casa.

Paul caminó tras ella luego de cancelar la cuenta en el bar donde estaban, ambos abordan el vehículo, ella detuvo la mano de él cuando éste intentó introducir la llave para arrancar el vehículo, ella acarició su mano suavemente sin decir nada, luego acarició su mejilla y a él se le escapó un beso en la mano que le acariciaba, ella se acercó besando sus labios con ternura mientras él sostenía su cuello cuando ella se respiraba profundamente.

- Paul te amo tanto que no puedo alejarme de ti – Le dice ella – Por favor, no me lleves a casa, quédate conmigo.
- Estás segura? – Preguntó él.
- Sí – Dice ella mirándolo fijamente para volverlo a besar.

Entonces, ambos se dirigieron a un hotel, él apartó una de las habitaciones, ella sintió cómo su mano fue tomada por la suya, ella se sujetó fuertemente asegurándose que era real, que estaba allí con él, al ingresar a su sitio, ella se sentó en la orilla de la cama, él a su lado dándole aquel masaje en los hombros y el cuello, luego ella sintió su aliento, suavemente ella se estremeció complacida de estar allí, Sophia se dejó rendir por sus caricias y se entregó sin límites olvidando todo impedimento, ella se recostó sobre su pecho acariciándolo mientras sentía la mano de él sobre su cabello hasta dormirse. Luego de unas horas, despertó al sentir que él se movió para acomodarse.

- Gracias – Susurró ella.
- De qué? – Dijo él.
- Por estar conmigo – Responde ella.
- Jamás me des las gracias, te amo – Le indica él – Y para mí, es suficiente si te hago feliz, yo soy feliz.
- Amor, ahora sí déjame en mi casa – Le dice ella – No quiero que tengas problemas por mí.
- No te preocupes, los problemas por ti valen la pena – Le sonrió Paul mientras besaba su frente – Déjame amarte una vez más.

Ella nada más le sonrió pícaramente asintiendo con la cabeza.

viernes, 10 de febrero de 2012

Lo inesperado

Llegaste a mi camino sin esperarte,
juré que no permitiría que robaran el corazón,
pero allí estabas…sumiso
esperando que me implantara en tu alma.

Dejaste que me estremeciera a tu tacto,
que esperara tu voz a mi oído,
que te dejara florecer en mi interior.

Dejaste tu pasado a un lado…para ser mi presente,
para poder obtener un lugar en mi corazón,
dejaste tu pasado a un lado…para ser mi presente,
quiero que también seas mi futuro.

Ahora, sólo te pido…no dejes de mirarme así
no dejes de tocarme así
mientras sienta esto por ti
mientras sé que estás conmigo.


Este poema lo acabo de escribir, sí, estoy un poco inspirada. Espero que lo disfruten.