- A ver, explíqueme ¿cómo has seguido?
- Bien - Respondí.
- ¿Cómo vamos con el medicamento? ¿Cuántas pastillas se está tomando? - Preguntó.
Miré para uno y otro lado, sabía que debía tomarme dos, pero, yo en este tiempo solamente estaba tomando una, y me respondí.
- Solamente una.
- ¿Cómo que solamente una? - Sonrió sarcásticamente - A ver, responda ¿por qué se está tomando una cuando su receta dice dos?
- Temor - Interrumpí.
- Temor a ¿qué? - Intervino.
Por un momento, me sentí como en el banquillo de los acusados, pero debía enfrentar la situación.
- A volverme adicta - Le respondí con miedo.
- Mira muchacha te mando el medicamento, porque...- Comenzó a hacerme la lectura de la primera sesión - Si te mando dos es porque su cuerpo necesita dos, y no una, lo que diga la demás gente, no quiere decir que se vuelva adicta a lo que está tomando en este momento, si quiere estar bien, debe tomar al pie de la letra la dosis, por la edad, el peso, la estatura, etc, etc, etc, una no le va a hacer el mismo efecto que las dos.
¡WOW! Pensé para mí, tiene razón, traté de mantenerme dentro de la conversación, pero me fue imposible, recordé ciertos hechos ocasionales que me sucedieron y que era necesario comunicarle uno de los otros "síntomas" que he tenido (fueron antes de mi primera sesión y que había olvidado contarle), así que lo hice comencé a explicarle lo que sentía y lo que me había pasado, sentí que prestó más atención a lo que me está sucediendo, fue cuando entendí que AL no estaba solo que tenía su "pandilla", la cual debo combatir con valor si deseo recuperarme pronto, una inquietud me abrumó:
- Si es así - Dijo refiriéndose de mis "hechos ocasionales" - Voy a subirte la dosis: dos en la mañana y una al medio día.
- ¿Qué? ¿Tres? - Susurré.
- Mira, vas a estar conmigo por lo menos cuatro años - Continuó explicándome.
- ¿Cuatro años? - Dije.
- Sí, es que cuando este tipo de padecimientos se da, no es algo que se cure de la noche a la mañana, es un largo proceso - Explicó.
Resignación, un poco de abrumamiento por el largo camino que me toca recorrer, pero feliz de saber que AL no era mi problema, si no él y sus amigos, y que todo depende de mi, para acabar con él y salir de su pandilla.
Luego, siguió conversando y dándome consejos para controlar cuando él y sus amigos vinieran a visitarme, tomar nuevos hábitos, entre otras cosas.
Es increíble, cómo antes no comprendía el porqué AL había entrado en mi vida, y sus amigos ya estaban acá sin ser invitados. Sé que con la ayuda de Dios, voy a cambiar muchas cosas para mi bienestar, y que ellos no estarán más en mi vida.